Somos personas humanas
En las últimas décadas hemos logrado un marco normativo, que vino a intentar equiparar derechos entre mujeres y varones.
Atrás quedó la obligatoriedad de adicionar el apellido del marido, que explícitamente nos definía como una “cosa”, propiedad de alguien. En los años ochenta logramos la patria potestad compartida, y pudimos participar en las decisiones sobre nuestros hijos e hijas.